La película de Wolfgang Petersen recoge las diversas particularidades y excentricidades propias de genios del ajedrez tales como Bobby Fischer, Steitnitz o Morphy, así como alguna anécdota de la vida del genial Capablanca e incluso de Miguel Najdorf, para constituir de este modo una amalgama con la que crear la personalidad de un jugador de ajedrez, un genio (interpretado por Bruno Ganz), cuya obsesión por el triunfo y el ajedrez le conduce irremediablemente a la locura